miércoles, 22 de febrero de 2023

SOBRE EL DINERO: ¿POR QUÉ ES TAN DIFÍCIL COBRAR HONORARIOS? INSTERDISCIPLINA

 

SOBRE EL DINERO: ¿POR QUÉ ES TAN DIFÍCIL COBRAR HONORARIOS? *

Lic. Sonia Cesio

10/03/2016

 

El valor del dinero cambia permanentemente: es una alerta, ya que tiene que cubrir las propias necesidades y quedar una parte para el ahorro, por alguna emergencia u otra vicisitud. La inestabilidad cambiaria, el aumento del precio de los productos de modo constante. ¿Cómo impacta en la capacidad de ahorro y en la autoestima?

Trabajo, dinero y enriquecimiento personal, tienen una relación directa entre si y con el estado personal de satisfacción (o insatisfacción) con el que vivimos. En el presente que vivimos con una economía global y frágil, hay poca claridad respecto de la necesidad de obtener dinero para la subsistencia más el ‘plus’: el disfrute, el goce; para hacer viajes, comprarnos lo que nos gusta, ahorrar, invertir, etc.

Ganar dinero es una producción específica del ser humano adulto en pos del acceso a posesiones y gratificaciones. Las dificultades tanto culturales como individuales se entrelazan con sentimientos de dificultad, frustración, envidia, enojo, perplejidad, egoísmo, y otros. La plata/dinero es un el eje sobre el cual giran múltiples intereses: personales, sociales, mundiales.

Si podemos ganar el dinero que queremos, nos estimulamos a mayor producción e inversión, y nos mejora la calidad de vida. La dificultad/inhibición de obtenerlo incide directamente en el ánimo, en el humor: va desde el desánimo hasta la renuncia a la lucha.

Es un tipo de propiedad que nos otorga un grado de libertad y de individualidad. Da la posibilidad de crear productos y de sustituirlos. Las escrituras, las licencias y los contratos son representaciones permanentes de los actos definitivos a los que se accede según ciertas reglas económicas. S. Freud, (1) ya planteó en 1913 que es el sustento vital y alimenta la autoestima.

El trabajo y el dinero, tienen una relación directa. El mismo, se puede manejar de diferentes maneras: con generosidad (las personas que dan, a veces más de lo que reciben); con impotencia recurrente (aquellos que no llegan nunca al nivel económico deseado); con avaricia (acaparando más y más); atravesando la miseria (estar en la calle por ej), estafando (usando al otro como recurso para tener dinero), etc.

El perfil individual que facilitará o empobrecerá nuestra economía, la que se determina según como tratamos ciertas cuestiones:

a) mis honorarios: los voy a cobrar más o menos, según cuánto valoro mi trabajo y mi rendimiento, lo que siento que merezco; sumado a los valores establecidos;

b) mi capital, que tiene que ver estrictamente con el sentimiento de propiedad; cuánto mas debilitado se halle esta aspecto personal, nos traerá mas dificultades;

c) el aspecto íntimo respecto a ¿quien soy yo? ¿Cuánto valgo? ¿Cuánto quiero ganar?; ¿que considero que me pertenece?, ¿que no? ¿Cómo lucho y accedo a mis pertenencias por derecho? (porque trabajo, porque quiero ahorrar, porque tengo cierto proyectos para realizar).

Lo contrario de lo expuesto es cuántas veces dejo pasar de largo, por imposibilidad, ciertos aspectos económicos valiosos, pero difíciles de enfrentar por que son generadores de una frustración que se va acumulando a lo largo de la vida y es una fuente de conflictos.

Inicialmente en la vida, el propio hacer económico tiene relación directa con la circulación del dinero en el grupo familiar. La misma varía entre:

a) él/ella (hijo/a) es el/la que gana dinero, y sobresale por sobre el resto vs;

b) el/la incapaz; el salvador nuestro (de la familia), el proveedor, el perdedor, etc. Tener dinero y acceder a los bienes deseados, otorga movilidad e independencia: tiene relación directa con la satisfacción (con el disfrute). Lo opuesto, no sólo la imposibilidad de obtener el bienestar anhelado, sino el vivir ‘al día’ y la insatisfacción concomitante es un elemento generador de angustia y tiene derivaciones: desde el decaimiento hasta las complicaciones somáticas.

Desde lo mas profundo de la personalidad, se hará un ‘arreglo’ entre uno mismo y lo externo: el valor hora/consulta/trabajo según la profesión que se tenga. La fortaleza de este planteo posibilitará evitar situaciones empobrecedoras; replanteándonos el modo para lograr el enriquecimiento mutuo (personal y
profesional); y buscar la forma de ingreso mas acorde a nuestro modo de ser.

El país, la cultura de origen, la economía mundial y las capacidades personales en función la realización de los deseos, están interrelacionadas. Pero no estamos habituados a ‘pensar globalmente’: generalmente centramos la atención en nosotros y el entorno inmediato, por que así fuimos educados.

EL ASPECTO PSICOLÓGICO

La obtención de dinero es una producción específica del ser humano adulto en pos del acceso a gratificaciones; que al mismo tiempo, nos ocasiona dificultades tanto culturales como individuales. Es un factor poderoso, sobre el cual giran múltiples intereses: personales, sociales, mundiales.

¿De dónde proviene el germen de la economía adulta? ¿Tanto de la riqueza, como de la privación? Como dijimos previamente: de la familia de origen; y de la dinámica psíquica primitiva/inicial (la del bebé) que nos dejan una huella a través de la cual actuamos de forma muda (automáticamente).

Las ‘fases evolutivas’ (2) son estadios que se corresponden con un nivel mental. Ej, el chico que va al jardín hace tareas acorde a esa edad, en la primaria cambia, etc, etc. El atravesamiento de esas fases no sólo se relaciona con lo interno (ya descripto en otro texto); también con el mundo externo (escuela, jardín, amiguitos) y con el modelo de conducta familiar en cuanto a normas, a la ternura y hostilidad; al trato de la libertad individual, con el manejo del dinero y con la noción de progreso (entre otros).

Así llegamos al universo simbólico: el lugar psíquico que nos permite pensar y hacer abstracciones, hacer proyectos y realizarlos, etc. Es diferente de lo concreto, sin abstracciones (sin vueltas, es así y listo).

Muchas personas quedan ‘ancladas’ allí. Si se trata de un cliente, es posible que en el pedido de una demanda, solicite (de modo implícito) que el abogado le resuelva otra cosa, diferente del problema legal.

Para completar: en la fase evolutiva relacionada con el control de esfínteres, se definirán los mecanismos de: retener o expulsar; controlar y rivalizar. Queda una huella mental (de naturaleza inconciente, no sabida) que después se proyectará en las conductas relacionales: se instalaron las bases del trato con lo
íntimo y con las interrelaciones: tanto con el otro (madre/padre), como con los demás (los otros en general).

Estas marcas están adheridas a nuestra personalidad, sumadas a las circunstancias vitales posteriores: el éxito o fracaso de la familia en lo económico; la obtención de los juguetes o aquellos elementos del mundo externo que brindan satisfacción y alegran aún más la vida infantil; el trato igualitario o diferente entre hermanos; el manejo de la agresión, la circulación de la legalidad, el desarrollo de la autoestima.
El niño/a necesita gratificar a quienes quiere y lo quieren; por eso se propone realizar tal esfuerzo (de controlar esfínteres). Para lograrlo, tiene que hacer algo nuevo: prestar atención a lo que pasa con su adentro y el afuera. Una conducta habitual es que ‘se miren’ a ver si ‘ven’ algo relativo al control; después se concretar felizmente esos actos.

El aspecto afectivo es cumplir con lo que se espera de sí mismo como hijo/a, brindando alegría a la familia que lo rodea. Este estadio viene con sentimientos nuevos (en ese momento de la vida):

a) la ambigüedad; el mundo interno/intimo, contiene una mezcla de amor y hostilidad: un quiero y un no quiero al mismo tiempo, frente a la exigencia de los otros, de que entregue sus productos.

b) la duda (y si no hago eso que me piden que me puede pasar a mi?).

c) las obsesiones; si este proceso se transita con complicaciones (frustraciones, castigos, falta de reconocimiento) se instala este mecanismo generador de sufrimiento. Las obsesiones consumen mucha energía al psiquismo, que se le resta al hacer y vivir cotidiano. Lo esperable es que estas cuestiones infantiles se resuelvan del modo adecuado y perdure en la adultez como ecuación simbólica.

Equivalencia simbólica es un símbolo, una representación psíquica que se corresponde con las circunstancias vividas primariamente. Luego, las transportamos a la adultez. La cultura participa también en ‘aleccionarnos’: primero los padres, después la escuela. Todos estamos de acuerdo en que esos productos desagradables se desechen y hacer de cuenta de que no hubo nada ahí. Una concomitancia, un ejemplo es que disimulamos su presencia poniendo perfumes, desodorantes, en pos de hacer desaparecer ‘el mal olor’. Pongo deliberadamente esta expresión ya que también se emplea para cuestiones no claras, que generan desconfianza. Una conducta similar tenemos respecto del manejo del dinero, ya que tiene el mismo carácter de intimidad: le contamos a algunos amigos, o a la pareja cómo lo
manejamos, cuán frustrados estamos por que no cobramos, por qué estamos por debajo de la escala deseada, etc pero no a cualquiera, no lo tratamos como algo más de nuestras cuestiones compartibles.

También hay actitudes contrarias: en ciertas conductas perversas se utiliza para cosas impensables: ¿se acuerdan cuando había gente que tiraban las heces sobre el Congreso en la época del corralito? ¿O algunos cantantes, que van presos por ciertas conductas que despliegan en los baños públicos?

Si el esfuerzo fue útil: la equivalencia simbólica es sentirse bueno, y querido por sus padres; por sus maestros; se empareja con los otros chicos de su  misma edad. Obtiene estimación, siente que resolvió un problema  y (el niño/a) advierte que aumenta el orgullo infantil  y el sentimiento de poder. Estoy describiendo a los fenómenos subjetivos que dejan una marca definitiva (no se la conoce todavía); se tiene noticia en la adultez.

Si el esfuerzo fue inútil:   si ese control transcurrió entre hostilidad, indiferencia y/o maltrato de parte del ambiente, se instala una vivencia de desvalimiento. El fenómeno subjetivo es marca de inferioridad, de un sentimiento de no estar a la altura de los demás. Si la exigencia de los padres  y educadores fue precoz y obligada, las marcas consecuentes son muy diferentes. El hábito se adquirirá a través del miedo, o la desvalorización; la resistencia interior se mantendrá (no visible, por supuesto) y esto generará problemas a posteriori; problemas físicos con el órgano concomitante (los intestinos) y puede desarrollarse la conducta avara o la generosidad excesiva.

Las dos representan una alteración del si mismo (un aspecto muy importante de la intimidad). La obediencia excesiva es un resultado de reprimir los impulsos rebeldes, y que aparecerá como fuertes impulsos hostiles en un tiempo posterior.

Tanto la obstinación como la docilidad se constituyen en una disyuntiva permanente; el problema lo constituyen los excesos vivenciados previamente. Para finalizar, sobre la avaricia: ‘quiero que me den’ ‘quiero acaparar’ es un aspecto libidinal (como los otros) pero en estos casos se trata de personas cuyo interés gira alrededor de retener el dinero, y toda inversión (pagar servicios, o adquirir bienes, etc)
están atravesados por lo que vale en dinero: siempre es considerado que vale más de lo que cuesta (su propio dinero); que se puede conseguir por menos, que es cuestión de insistir para lograr que se disminuya su costo, etc.

Es muy importante tener en cuenta a los RASGOS DEL CARÁCTER. No me refiero al aspecto profesional (ser abogado, ser psicólogo, etc) sino la posibilidad de detectar a las personas que ‘convencen’ respecto de su supuesta pobreza o imposibilidad de pagar. Si logramos percatarnos de esos accionares no saludables, evitaremos recorrer un largo trecho de trabajo, presentaciones, investigaciones, sin remuneración y otras pérdidas.

Estos fenómenos son reprimidos (inconcientes): no sabemos nada de ellos, ni podemos pensarlos, estamos prisioneros en un universo mudo pero efectivo, en cuanto a la restricción que nos impone. Salvo que decidamos indagar sobre ellos y decidir entonces, con libertad, sobre nuestro quehacer vital tanto
económico como emocional.
 
Las leyes/normas fallidas se instalan cuando por ej, el padre (o madre) es débil o ausente y no puede hacer cumplir su función en la familia; cuando la madre (o el padre) desarrollaron su función de modo inadecuado. Esas fallas funcionales de los adultos desarrollan el campo fértil para las sensaciones que limitan la vida placentera:

a) sentir impotencia (ante la súplica de ‘no puedo, no me dejes’);

b) sentir que se pide más de lo que puede dar, ej ‘vos podés y  yo no puedo’ ; o cuando alguno de los hijos tiene dificultades y no recibe el apoyo necesario; (son algunos ejemplos entre muchos otros).

Cuando se busca (sin saberlo) que el abogado administre ‘justicia’ frente a carencias emocionales de esta naturaleza, no está contemplado el pago (de un honorario) por ese trabajo: se siente que es algo así como obligatorio que lo ayuden ¿cómo va a pagar por eso?.

Conviene agregar que la producción del dinero tiene una connotación de tipo sexual por la intensidad pulsional, porque dirige la vida del sujeto (no es un concepto genital, no tiene que ver con relaciones sexuales, sino con un interés tan alto, tan voluptuoso, como en otras personas genera la genitalidad).
Para el universo simbólico (recuerden: lo que representa para el sujeto), cuando persiste a lo largo de la vida la adherencia a lo retentivo, el dinero es considerado muy útil y valioso, y cuanto mas se tiene y menos se paga, mejor. Entonces, los otros deberán estar a su disposición (seria estar insistiendo para cobrar por el servicio/trabajo realizado). Se relaciona directamente (de modo inconsciente) con los secretos. 
Son impulsos que dominan al yo de modo inconsciente, las personas no podemos abstraernos de ellos, para eso se hacen las terapias, para saber de la propia interioridad, y ser uno mismo el que maneja los impulsos, y no que los impulsos lo manejen a uno. Conocer las vicisitudes del desarrollo afectivo (libidinal) del ser humano nos permite entender como establecemos vínculos con los otros (si les damos de más, de menos, o lo justo). Si somos amigables, si tendemos a pelearnos; si podemos empezar de
nuevo, si dejamos pasar las ofensas,  etc. 

OTRAS CONDUCTAS ACERCA DEL MANEJO DEL DINERO: 

1-   algunas personas se sienten pertenecientes a cierto grupo social. Esa convicción tiene tal intensidad que les impide modificarla por temor al despojo.

2-   otras temen el desamparo, el abandono (hacia si mismos o hacia los demás) y ese temor les impide enriquecerse, destacarse, sobresalir, darse gustos extras.

3-  cuando predomina la sensación culposa (no merezco tal o cual cosa…buena), es otro impedimento automático para ganar y usar el dinero tranquilamente. Genera malestar y/o fracasos reiterados.
 
Son incapacidades relativas; no definitivas así que pueden modificarse. En el presente se es poseedor/ra de la madurez necesaria para corregir viejos prejuicios y afinar la capacidad de tener la calidad de vida deseada.

El abogado lidiará trabajosamente con estas problemáticas en la medida en que le resulte dificultoso establecer las reglas de trabajo y las normas en cuanto a los pagos. Si lo hace satisfactoriamente, impedirá el ‘control’ por parte del cliente cuando se de cuenta que trae  un problema afectivo con la forma de un litigio, pero que en realidad oculta un problema emocional pretérito de su vida, que es de incumbencia personal y que no está previsto en la legislación (la praxis especifica del abogado).

SOBRE LA RIVALIDAD: EL TRATO CON EL ADVERSARIO

La etimología de  «rival» deriva de rivus, arroyo; de modo que su primer significado remite a «vecino del otro lado del río», y su sentido implícito alude a ‘quién se opone a otro en relación al derecho de usar el agua’ (representa el símbolo de algo esencial). Lo esencial parece estribar en si la disputa es por un bien suficiente para ambos contendientes o si sólo alcanza para uno de ellos.

Este criterio puede ser una buena base para distinguir entre una lucha por pura rivalidad o una competencia basada en la necesidad vital. Pone en juego a la agresión y el uso adecuado de la misma, mediatizado por el instrumento: en el caso del abogado, será, además de la competencia en el caso, la posibilidad de salir exitoso en la litis. Puede sentirse menoscabado por el adversario (el abogado de la parte contraria), el aparato tribunalicio, la conducta desplegada por el juez que actuará en su caso, etc.

Todas las personas necesitamos una cuota de agresividad para hacer frente a las contrariedades cotidianas. El abogado trabaja recomponiendo injusticias, desafíos, daños de diferente naturaleza que se acompañan (como dijimos antes) del dolor que trae el cliente al estudio. Además tiene que competir con el letrado contrario, y con el/los jueces que establecerán sentencia. Y seguir reclamándola en caso de apelar (y tiene siempre al cliente reclamándole por lo que falta, por lo que hizo, por lo que no, etc). Así que la agresión (que tiene que ser compatible con la profesión) y la competitividad, están a la orden del día.

El abogado podrá  sostener estas vicisitudes con su formación, con su experiencia, con su red de colegas, y con su identidad e integridad.  En Argentina decimos: soy abogado, soy psicólogo, etc; en el idioma alemán se dice “trabajo de abogado”; fijénse qué peso tiene para nosotros esa identidad profesional. Se sabe también que hay que incluir la  tolerancia a la frustración ante la derrota: perder el juicio por eventualidades varias, aunque se haya trabajado de la manera correcta.

Falta agregar a las reglas éticas, que tienen una correlación directa con la lealtad; la mentira; el cumplimiento de los compromisos; de los tiempos; a valorar el propio trabajo y otros. Es en el pedido del cliente donde aparece (generalmente) respecto del adversario, el deseo y la propuesta de ‘aniquilarlo’: es el abogado el procesador de esos ‘deseos’ y el que establece ‘la ley’ jurídica. En función de estas variables, no aparecerá obstáculo personal con el establecimiento de los honorarios adecuados; podrá ajustarse al caso por caso y a las variables externas

OTRAS CONSIDERACIONES IMPORTANTES A TENER EN CUENTA

  • Los servicios profesionales se han desvalorizado;
  • Los referentes sociales tradicionales cambiaron (los que nos daban las certidumbres para delinear un proyecto vital,  un trabajo determinado, y un cierto modo de vivir);
  • La incertidumbre es constante, estimulada por la preocupación por mantener cierto nivel de trabajo y de ingresos económicos. La autoestima está menoscabada. Es común la emergencia de efectos novedosos, respecto de otros tiempos;
  • Se encuentra sensación de impotencia respecto de estos devenires;
  • Hay temor respecto del futuro. 

Uno de los temores que circulan entre los profesionales es convertirse en un elemento superfluo, ya que la sociedad está empobrecida  y consume menos servicios profesionales de todo orden. Esto alimenta la preocupación sobre el volumen de trabajo que se pueda mantener a lo largo del tiempo y si nos proporcionará enriquecimiento o no.

Con esta gama de sensaciones, que se superponen a las de los clientes ( que se encuentran en el mismo entorno) comenzamos cada día laboral y en cada lugar de trabajo enfrentaremos varios temas al mismo tiempo.

RESPECTO DE LOS HONORARIOS, CONVIENE HACERSE ALGUNAS     PREGUNTAS    

Respecto del monto a cobrar por entrevista, por trabajo terminado, por el valor profesional; algunas de ellas pueden ser:

-cuanto es lo posible;
-cuanto es lo mínimo;
-cuanto es lo ético,
-cobro lo mismo a todos los clientes;
-completo con arreglos extrajudiciales;
-si tengo que esperar a la regulación de honorarios: que hago mientras tanto;
-cobro las consultas o no (si no las cobro tengo el estudio lleno, pero lo quiero tener lleno de expedientes en curso);
-busco un nivel de clientes con los que me aseguro un determinado ingreso mensual;
-busco abonos por servicios fijos
 

EL TRABAJO AD HONOREM

Nomenclatura
 
Honor: (del latín Honorem) es la cualidad que impulsa al hombre a conducirse con arreglo de las más elevadas normas morales, para conservar su propia estimación y merecer la consideración y respeto ajeno.

Honorario: se llama a la remuneración que reciben las personas dedicadas a profesiones liberales.

Trabajo Ad honorem (3): se denomina al trabajo realizado sin retribución.

El trabajo ad honorem (o ad honores, como se tendría que decir) es una labor manual o intelectual que se realiza “por el honor” de hacerla. Constituye un motivo de orgullo y provoca placer su realización. El sujeto que realmente trabaja ad honorem lo vive como una experiencia valiosa y gratificante. Pero muchas veces, se habla de trabajo ad honorem para referirse eufemísticamente a trabajar gratis, es decir, a hacer una tarea sin contraprestación. Y la persona que lo hace no tiene otra opción, si quiere integrarse a determinada institución. Justamente, esta institución aparece casi como otorgando una dádiva, como haciéndole un favor al que va a trabajar ad honorem.

En estos casos, esta labor gratuita (enmascarada como ad honorem) es vivida como disvaliosa y displacentera por el sujeto, como un “precio” que debe pagar para pertenecer a determinado lugar. Esta vivencia desagradable se agudiza cuando el trabajador ad honorem comparte las mismas tareas con otros que cobran sueldo.

Todo trabajo se supone remunerado, por lo tanto, el ‘ad honórem’ es una contradicción en sí misma. En algunas universidades se estila tener prácticas académicas, pero no con un objeto laboral sino de aprendizaje, por lo cual es comprensible que no sea remunerado. La designación de trabajadores en carácter de Ad-Honorem genera una fuente de desigualdad reñida con el principio constitucional de igual remuneración por igual tarea. El trabajo sin percibir salario representa una manipulación de la necesidad  de trabajar y se convierte en un ataque a la autoestima individual.

Generalmente esa designación es un subterfugio para ocultar la crisis económica de la empresa/institución. Cuando alguien no cobra, está obligado a tener varios trabajos, y eso va en contra de su salud, de la calidad de la prestación y de su autoestima. En la actualidad convivimos con el fenómeno por el cual muchas personas aceptan esa modalidad laboral a cambio de lo que consideran un beneficio: actualizarse en la tarea, constituir un equipo de trabajo, confrontar las propias ideas con el grupo de pares en la actividad específica a realizar.

La complicación que acarrea esta circunstancia, al ser sostenida en el tiempo es un ataque a la subjetividad. Lo desconocido (inconciente) por esa persona,  es que vive a predominio de la ‘expulsión’ de sus productos adultos (ganar dinero) en detrimento de ‘retener’ lo suficiente en relación a su creatividad y generatividad, que  le posibilite  una vida con libertad de elección y el armado de proyectos vitales.

* Curso de Interdisciplina - PSICOLOGIA PARA ABOGADOS I - Clase II Punto III - "EL TEMA DEL DINERO – ¿PORQUE ES TAN DIFICIL COBRAR LOS HONORARIOS?" Dictado en la Fundación CIJUSO  https://www.cijuso.org.ar/  Desde  2008 hasta 2012  inclusive.

Bibliografía

  • Freud, S.  “La iniciación al tratamiento” (1913)
  • “Tres ensayos para una teoría sexual” (1905) – Obras completas – Ed Ballesteros
  • Diccionario de la Lengua Española: https://dle.rae.es/

 

Lic. Sonia Cesio - Licenciada en Psicología en la Universidad John F. Kennedy. Editora responsable del portal de salud (ISSN: 1853-1849) 

 Email:  cesio.sonia@gmai.com

https://enigmapsi.ar/   

 

 

 

 

 

 

jueves, 11 de junio de 2015

EL PSICOANÁLISIS HOY -



EL PSICOANÁLISIS HOY: SOBRE  EL ENCUADRE, FRECUENCIA, HONORARIOS, LA ANALIZABILIDAD.

M. Alizade; L. Edelman; M. Wikinsky; M. Gerez Ambertín; S. Cesio

Mariam Alizade (1) nos aporta sobre el encuadre, que es el marco propicio al desarrollo del análisis, y es el sosten de los miedos a los propios contenidos psíquicos.
Formaliza el aspecto externo: horarios, honorarios, frecuencia y tiempo de las sesiones, manejo de las vacaciones, reglas respecto a ausencias y faltas, posición en el diván, duración. Incluye al encuadre interno, que  implica las reglas fundamentales de asociación libre, de atención flotante y de abstinencia que fueran tempranamente enunciadas por Freud. Bleger (1967) agregó el rol del analista. El encuadre interno añade a estas reglas las regulaciones y procesos psíquicos que emanan de configuraciones internas del psicoanalista que se gestan a medida que el propio analista interioriza la disciplina psicoanalítica. Comprende el desarrollo de la capacidad de empatía, la permeablidad del analista a su propio inconsciente y al del paciente, la transmisión e interacción entre inconscientes, el despliegue de la creatividad en el arte de curar.
El paciente puede cuestionar el encuadre externo: "pelear" los honorarios, negarse a tomar muchas sesiones semanales, rechazar el uso del diván, exigir cambios de horarios, etc. Lo que no puede, -he aquí el territorio del psicoanálisis- es sustraerse al impacto, a los efectos y a la puesta en juego del encuadre que mueve sutiles engranajes metapsicológicos y transferenciales. El trabajo con el encuadre tanto interno como externo requiere ajustes periódicos que reorganicen sus interacciones y replanteen su complejidad.
En 1905, Freud utilizó la palabra actuar (agieren) para designar el abrupto abandono de su paciente Dora. El acting en la transferencia, en sus diversas formas, y el movimiento del paciente y del analista es un fenómeno que ‘ataca’ al encuadre. El peculiar arte analítico es analizar el  acting, su significación y su relacion con el proceso analitico.
El dispositivo analítico añade a la pericia clínica, la instrumentación de los referentes teóricos, la filiación analítica, la escuela o los autores preferidos, las transferencias, los puntos ciegos, la interacción con el espacio institucional, etc.
Dispositivo analítico y encuadre son dos términos en relación de intersección, con áreas comunes y áreas independientes el uno del otro. Conviene aclarar que el dispositivo analitico comprende : el proceso analítico, la relación analítica transferencial y el encuadre.

Lucila Edelman (2) nos dice ‘el encuadre, en tanto un conjunto de normas que se sostienen a lo largo de cierto tiempo, es equivalente a una institución, y éstas, a su vez, forman parte de la personalidad de cada sujeto’…’ me parece interesante una reflexión clínica sobre uno de los aspectos muy cuestionados del psicoanalisis: el encuadre. El mismo comprende el conjunto de acuerdos entre el analista y él o los analizandos, y garantiza un mínimo de interferencias en el trabajo analítico’.
Implica: las interrupciones regladas, los honorarios que correspondan, y una razonable explicación respecto del modo de trabajo.
De esta manera se establecen prescripciones y prohibiciones que pueden proteger de arbitrariedades dependientes del deseo inconciente de unos u otros.
Es importante agregar que el encuadre sostiene el aspecto regresivo, promovido a su vez por el marco de trabajo propuesto. Asi que cualquiera que sea el dispositivo: individual, grupal, familiar, institucional, de pareja; siempre hay un encuadre.
La prescripción de una alta frecuencia de sesiones como parte de la esencia del psicoanálisis, particularmente en la época de Freud, donde podría decirse que esa técnica sostuvo la teoría en función del desarrollo del proceso transferencial más profundo.
Se estableció también la supresión de todo aquello que tuviera que ver con las características del analista, el que debía ser sólo una pantalla de proyección del analizando, junto con la neutralidad del analista.
El encuadre, entonces, como ocurre con la simbiosis, es mudo (segun J Bleger), hasta que se produzcan variaciones que admitan su interpretación y la comprensión de las mismas.
Conviene  incluir en el contrato la referencia  a ciertas situaciones, tales como: fechas de vacaciones diferentes de la establecidas, viajes por trabajo, etc., en función de evitar la aparición de resistencias.
En la actualidad, se disminuyó significativamente el número de sesiones consideradas necesarias, o la existencia de un tiempo fijo de duración para grupos institucionales, entre otros cambios de aquellos elementos del encuadre que anteriormente aparecían como teóricamente fundados.
En los últimos años, en los que aparecen problemáticas narcisistas importantes, o algunas patologías intensamente simbióticas, se plantea la dificultad en cómo terminar la sesión en el horario preestablecido. La función de corte, de discriminación, resulta difícil de ejercer; en ocasiones se advierte como una forma de violencia (similar al abandono), según el caso.
Las fallas en el continente macro social facilitan la emergencia de aspectos más narcisistas y regresivos (por ej, vivencias de intensa angustia, desidentificación, regresiones, afectación de la autoestima, agresiones, actuaciones en las que el sujeto no se reconoce a sí mismo).
En estas circunstancias conviene revisar el tema de los honorarios, hasta que el dispositivo se convierta en un lugar “seguro”. Estas intervenciones conviene que sean compartidas con el paciente y previamente evaluadas personalmente por el analista (en tanto le resulte admisible).
Las circunstancias de emergencias o el acceso de determinados fenómenos, vinculados a los contenidos sobre los que se trabaja, estará en relación con el tipo de intervenciones del analista, incluyendo ciertas modificaciones en la habitualidad del trabajo.

Mariana Wikinsky (3) respecto de la frecuencia de una vez por semana, tan común en la actualidad,  considera que 'la indicación es siempre el resultado de un proceso de entrevistas que evalúa no sólo las cuestiones diagnósticas, sino también el modo en el que el paciente que consulta “imagina” su tratamiento; qué lugar ocuparía en su vida, cómo ha llegado a la decisión de consultar, qué impacto produce en él haber tomado esa decisión, cuánto tiempo le llevó tomarla, con qué expectativas eligió al terapeuta para desarrollar esas entrevistas; y si resulta natural a su historia cultural y biográfica hacer una consulta psicoanalítica’.
Todas estas cuestiones inciden en la indicación de la frecuencia. Del mismo modo, del trabajo que se empieza a desplegar una vez iniciado el análisis, van surgiendo también decisiones -siempre compartidas con el paciente- acerca de la frecuencia con la que seguiremos desarrollando nuestro trabajo. Con esto quiero decir que la indicación de la frecuencia siempre es el resultado del conocimiento de cada paciente singular.
Suele ponerse en marcha, en algunos pacientes, procesos productivísimos con ese ritmo de trabajo. Conviene preservar el buen vínculo terapéutico, y junto con el abordaje “técnicamente correcto”.
Muchos pacientes en sus primeras entrevistas dan por sentado que vendrán una vez por semana, algunos por motivos económicos; en otros casos sencillamente porque de este modo han pensado en todo momento el curso de su terapia.
Más de una vez ha ocurrido que naturalmente se aumenta el número de sesiones semanales, y cuando no ha sido así, lo fue porque con una vez por semana el trabajo ha encontrado productividad.
La contraindicación de la frecuencia de una vez por semana se sostiene básicamente en dos motivos: a) tendencia a la actuación, b) altos niveles de sufrimiento o angustia.
El psicoanálisis tiene el sentido de aliviar el sufrimiento de las personas; asi que lo que debemos garantizar es la construcción de las condiciones en las que el método psicoanalítico pueda desarrollarse. Estas condiciones no necesariamente están asociadas a la frecuencia semanal.
Respecto del empleo del diván; no conviene que sea a reglamento, sino cuando resulta adecuado para el paciente, y esto es no sólo qué situación clínica presenta, sino si desea trabajar de esa manera. Puede  proponerse para tratamientos de una vez por semana o más, cuando existe capacidad asociativa (analizabilidad), cuando el diván no se transforma en sí mismo en una fuente de angustia y cuando el paciente no lo vive como un rito extraño a su cultura.
Recordemos que comenzar a analizarse implica siempre -desde la primera entrevista- un impacto subjetivo y emocional importante, si pensamos que quien consulta debe aceptar la idea de hablarle a una persona que acaba de conocer, de lo que quizás represente sus secretos más íntimos, o lo que más pudor le produce, entonces se vuelve indispensable que “hospedemos” a nuestro paciente en un ámbito cómodo y confiable, en el inicio de un proceso y que la técnica no se vuelva un obstáculo sino un vehículo a través del cual podamos aliviar el sufrimiento y modificar las significaciones que lo provocan.
Las sesiones duran alrededor 50 minutos (pueden ser 60). En pacientes adolescentes, se puede modificar ese tiempo en alguna sesión específica, por algún motivo específico.
Se puede hablar por teléfono si un paciente lo necesita, o utilizar el e-mail en algunos casos, siempre y cuando las asociaciones, el relato y análisis de los sueños y la interpretación de la transferencia, esta al servicio de la puesta en marcha del método psicoanalítico’

Marta Gerez Ambertín (4) dice: ‘Es conveniente sostener la transferencia y la escucha considerando la singularidad de la persona –el caso por caso- . Esto implica re-crear los tiempos de las sesiones y la frecuencia semanal de las mismas, atendiendo la singularidad del deseo de cada analizado. La modalidad de la escucha del analista y la demanda del analizante hace a la de la transferencia y, a la vez, en la modalidad de la transferencia se juegan los tiempos de la escucha que van contorneando los tiempos de la demanda y sus variaciones. El encuadre es sostén de este proceso que se pondrá en curso.
Ligado a esto está el tema del dinero. El trabajo de análisis solicitado implica un pago de honorarios, y a su vez, una deuda. Dicha deuda se amortiza por un pago (con dinero) que se correlaciona con la sustitución simbólica. El analista no trabaja “gratis” - lo que expondría al peligro de cobrar de otros modos - por ej con satisfacciones sustitutivas, las que están interdictas.
¿Quién, o qué, pone el precio a una sesión analítica? ¿No son acaso las vicisitudes de la demanda y de la cura las que lo determinan? ¿No es acaso preciso plantear las estrategias de los analistas con pacientes o analizantes de varios años que entran en la brecha del desempleo o sub-empleo? ¿Cómo re-creamos ahí la práctica psicoanalítica sin ceder en el deseo de analizar? Tambien aquí se pone en juego el caso por caso, y el despliegue de un dispositivo que sostenga la transferencia, la escucha y la posibilidad de interpretar los contenidos inconcientes y asi aliviar la angustia.
Hemos de admitir que hoy la situación social es complicada. La pauperización progresiva de la clase media, la inestabilidad laboral, los recortes salariales, en fin, la caída del nivel de vida de la población en general, presentan un panorama que debemos afrontar, dejando de lado estandarizaciones previas y creando una circunstancia que posibilite el trabajo entre el paciente y el analista.  
Hay escasez de dinero, entonces , ¿qué hacer, con la cuestión del pago de honorarios en medio de una situación económica no estabilizada? Es imprescindible replantearnos el tema y elaborar nuevas respuestas. Conviene recordar que Freud ya advertía en 1933: “Nos limitaremos, a la antigua usanza, a sustentar nuestras propias convicciones, arrostraremos el peligro del error porque es imposible ponerse a salvo de él (...). Y en lo que respecta al derecho de modificar nuestras opiniones cuando creemos haber hallado algo mejor, en el psicoanálisis hemos hecho abundante uso de él” (34º conferencia).
Respecto de la frecuencia de sesiones con el analizando, considero que podría pactarse con un paciente una sesión semanal cuando el tiempo de la transferencia y la escucha analítica pueden anudarse a la demanda del analizante. Pero… es preciso dejar abierta la posibilidad de aumentar dichas sesiones cuando se producen momentos cruciales en un análisis, que ni analista ni analizante pueden prever.
Del mismo modo que ante una situación de emergencia, tipo despido, pérdida del valor del dinero, etc; tendríamos que pensar cómo nos diferenciaríamos del acreedor (o de la empresa que expulsa).
Cuando el dispositivo está instalado en torno a la transferencia, la única sesión no es un obstáculo intransitable. En todo caso, el obstáculo queda más del lado del analista, quien debe azuzar la escucha y estar más que atento a la estrategia del proceso analítico.
El paciente de una vez por semana supone más trabajo para el analista; indudablemente lo óptimo es el trabajo de dos sesiones semanales; pero no siempre lo óptimo es lo posible.
Resumiendo, entonces, con los recaudos señalados, sostengo que la “única sesión semanal” no impide un análisis.
La utilización del diván no plantea obstáculos, salvo en los momentos críticos de eclosión de angustia donde conviene trabajar cara a cara con el paciente, pero esto sucede también con analizando de más de una vez a la semana’

Sonia Cesio (5) refiere respecto del trabajo del psicoanalista, hoy, en el momento actual, que implica un acto creativo constante, en el sentido de anudar la teoría a la técnica  buscando estimular el proceso de hacer conciente lo inconciente.
Ello implica acordar con el paciente la frecuencia, los honorarios, el encuadre y la forma de trabajo, en función de la analizabilidad buscada.
Se entiende por analizabilidad a la disposición de quien consulta, para detenerse a reflexionar con el analista (6), y volver a pensar con ese otro, sobre sus propias vicisitudes.
Se mencionó anteriormente, la abundancia en la actualidad de las personalidades ‘de borde’ que están sostenidas por una estructura narcicista que funciona como una sólida formacion defensiva lo que detenta rigidez en el proceso de pensamiento. Ello dificulta la tramitación del los síntomas y  la movidificación de la angustia.
Cuáles son los datos a tener en cuenta para facilitar el abordaje técnico: el tipo de discurso, que generalmente circula alrededor de creencias; si hay certezas; la confianza o desconfianza respecto de la vialidad del análisis para aliviar el sufrimiento. Si a esto le sumamos la fragilidad económica actual, en cuanto al valor del dinero y la dificultad de obtenerlo, estamos ante factores que complican el abordaje psicoanalítico.
Acuerdo con los otros autores, proponer entrevistas iniciales para conocerse mutuamente (seria incluir el problema de la demanda del ‘cambio rápido’); y evaluar la posibilidad de espera, y la escucha.
Esta interacción, desde el relato de los padecimientos que llevan al deseo de inicio de tratamiento, más las fantasias que se despliegan en torno a las aspiraciones ligadas a esta experiencia terapéutica, les permitirá a ambos establecer la forma más adecuada de trabajo.
No se trata de una ‘libre acomodación’ al dispositivo psicoanalítico, sino a buscar una forma de trabajo conjunto, donde el discurso del paciente puede acompañarse del análisis de sus fantasías, asociaciones libres, sueños, lapsus. Y en función de este material, analizar e interpretar los diferentes contenidos expuestos.
Mi experiencia respecto de la frecuencia de una vez por semana, si bien es un marco de trabajo muy ‘justo’ en cuanto al despliegue de los fenómenos mencionados;  pone en marcha los fenómenos  transferenciales/contratransferenciales. Todos estos elementos dan la posibilidad al analista de ‘devolverle al paciente lo que es de su propiedad’ por medio de la interpretación psicoanalítica, según nos dice Horacio Etchegoyen (6). En ese contexto es posible el despliegue del proceso esencial de ‘hacer conciente lo inconciente’.

Respecto del encuadre, conviene recordar que la esencia del mismo es el sostén del dispositivo analítico. Da cuenta de lo permitido y lo prohibido en función del trabajo a desarrollar entre el analista y el paciente. Sigue teniendo vigencia plena, asi se trabaje con una sesión o más; en forma presencial o a distancia. Entiendo que la dificultad es cultural, como sujetarse a una regla y cumplirla, cuando el valor del cumplimiento de las mismas es relativo? Seria muy fructífero abrir debate sobre este tema, que entiendo es el que plantea mayores dificultades.
Esta circunstancia genera enfoques dispares, pero justamente la posibilidad de establecerlas (a las reglas) favorecerá la emergencia de la transferencia, de las resistencias, que es la via regia para desarmar los síntomas; la comprensión del sentido de los mismos y el acceso a elementos simbólicos.
Es sabido que el efecto concomitante es la disminución de  la angustia y lo que permite al paciente recuperar la energia hasta entonces retenida por el/los síntomas. Aparecen sensaciones de alivio y bienestar, y eso se traduce en estímulo  para profundizar el proceso puesto en marcha.
Respecto de la abstinencia del analista, sabemos que está al servicio de frustrar las satisfacciones sustitutivas (que mantienen los sintomas) y crear el clima propicio para la emergencia de vivencias pasadas (infantiles). Considero inconveniente adoptar una actitud rígida, aunque es favorable establecer la distancia necesaria para poder mantener activo el ‘yo observador’ del analista, tanto para pensar en el discurso del paciente, como para entender e interpretar su propia contratransferencia.
Respecto de los honorarios a cobrar, es conveniente para el analista, tener un marco de referencia donde entren en consideracion: su formación personal, la antigüedad en la profesión, el tipo de  pacientes con el que trabaja, etc. Es algo asi como un encuadre personal, pero en este caso, referido al dinero que se espera recibir por el trabajo con el/los paciente/s. Es beneficioso que los honorarios establecidos generen satisfacción en el analista respecto del trabajo: lo cual aumentará la disposición a profundizar el analisis en ambos integrantes de la dupla.
Sabemos que el trabajo de análisis es una tarea enriquecedora, beneficiosa para la salud del paciente y proveedora de experiencia para el terapeuta; pero también es ardua, dificil, dolorosa (según el caso). Ambos comparten las vicitudes penosas de uno de los integrantes de la dupla, por eso considero importante que el analista se sienta cómodo con sus honorarios, y que el paciente pueda pagarlos, tanto en función de la carga libidinal puesta en el deseo de curarse, como en relacion al mantenimiento cotidiano del tratamiento.
Es sabido que el valor libidinal del dinero está en relación directa con la catectización del deseo de mejorar la calidad de vida y es objeto de análisis, tanto como los otros componentes del discurso.
Conviene verificar en cada paciente, la ‘inversión económica’ que está dispuesto/a hacer para acceder a sus conflictos inconcientes y asi poder revisar juntos (analista y paciente) la analizabilidad/movilidad del valor del dinero. Abrirá el camino a seguir, junto con los otros contenidos que se desplegarán en el trabajo analítico.
El planteo de honorarios  y sus significados propuesto anteriormente, tiene validez tanto para el trabajo presencial, como para el trabajo online, con pacientes que se tratan ‘a distancia’.
La diferencia es, justamente, la distancia. Con el paciente presencial, alli cara a cara tenemos mas recursos para tramitar la cuestión del dinero.
Con el paciente a distancia, sugiero establecer un honorario previamente y reclamar su pago. Como una especie de prueba, tanto del compromiso como del deseo de mantener el trabajo analítico. Conviene recordar que hay una fantasia extendida respecto de que lo obtenido por medio de internet es gratis: música, peliculas, libros, otros. Naturalmente, eso atravesará (segun el caso) la demando de un trabajo analítico online. Pero, también es posible encuadrar el dispositivo segun todos los requerimientos que lo hagan viable.  

Referencias:

(1) Alizade, A. M.(1996): Mesa redonda "Pensando la clínica y la psicopatología actuales", Rev. Asociación Escuela Argentina de Psicoterapia para Graduados, Nº 22, pág. 43 y descriptor de este concepto en la Comisión de Informática de dicha Escuela, julio 1997.

(2) Lucila Edelman - Psiquiatra y Psicoanalista - Miembro de la
A.A.P.P.G.- Asociación Argentina de Psicología y Psicoterapia de Grupo

(3) Mariana Wikinsky – Psicoanalista – Miembro de:

(4) Marta Gerez Ambertín - Psicoanalista

(5)  La Lic Sonia Cesio - Psicoanalista


(6) Ricardo Horacio Etchegoyen – Psicoanalista – Autor de " Los fundamentos de la técnica psicoanalitica - Amorrortu, 1992  entre sus numerosas publicaciones.



miércoles, 5 de noviembre de 2014

CURSO ONLINE: “LA VIOLENCIA: DE GENERO, INTRAFAMILIAR Y HACIA LOS NIÑOS (ABUSO DE AUTORIDAD Y ABUSO SEXUAL) - INFANTICIDIO - LAS PERICIAS”

Este nuevo curso comienza el 6 de Noviembre y  esta dividido en 3 (tres) modulos. Su duración es de 4 (cuatro semanas). Lo dictaré a traves del campus virtual de C.I.J.U.S.O. - Fundacion de Ciencias Juridicas y Sociales de Buenos Aires. www.cijuso.org.ar/ 

Es un curso online, se dicta a traves del aula virtual de la citada Fundacion.
Un 'aula virtual' es similar a un sitio web, pero es privado: solo tienen acceso los alumnos y el profesor. Se ingresa con clave de acceso; cada alumno tendra: usuario y contraseña.
Se necesita una conexión a Internet para poder descargar los materiales y luego trabajar desconectado. Cada curso tiene una fecha de comienzo y una de finalización, junto con las entregas de los prácticos.


Está desarrollado para abogados y profesionales psi que trabajen con pericias o en el área forense con materiales tanto sobre la problemática psíquica correspondiente, como jurídica, segun el caso.
Trata sobre la violencia en todas sus formas; tiene trabajos prácticos para fines didácticos; tambien fallos relativos al tema y el link a las modificaciones sobre familia expuestas en el nuevo codigo civil. 

Programa:

Modulo 1: SOBRE LA PAREJA -
Género. Historizacion.Violencia de genero. Dinamica psiquica de la pareja conyugal. Fenomenos paradojales. Violencia social y abuso por parte del adulto hacia los menores. El acto violatorio. Funcion materna. Funcion paterna. Dominio vs Somentimiento. Trabajo Practico.

Modulo 2: SOBRE LA FAMILIA -

Generalidades. Disfunciones. Noción de inconsciente y funcionamiento familiar. Estructura familiar y sus desarrollos. El masoquismo. Que es un hijo?.Funcionamiento mental de una mujer que mata a su hijo. Infanticio vs Filicidio. Defensas psíquicas concomitantes. Daño al proyecto de vida. Trabajo Practico.

Modulo 3: SOBRE LOS ABUSOS Y EL DETALLES DE LAS PERICIAS –

La pericia psicológica. El perito psicólogo. Fueros. La entrevista. La bateria: los tests. Concepto de validez. Tests proyectivos. De inteligencia. De personalidad. El test de Rorschach. Tipo de pericia y tests a administrar. Paidofilia. Incesto consumado. Perfil del agresor. Daño infringido.


Quienes esten interesados pueden escribir a: inscripciones@cijuso-online.org.ar  o comunicarse conmigo, en este muro o escribiendo a: cesio.sonia@gmail.com

Está desarrollado para para abogados y profesionales psi que trabajen con pericias o en el area forense. Trata sobre la violencia en todas sus formas; tiene trabajos prácticos para fines didácticos; tambien fallos relativos al tema y el link a las modificacion sobre familia expuestas en el nuevo codigo civil. 

 BIBLIOGRAFIA CONSULTADA (desplegada en los diferentes los módulos)

Abadi, Gloria: "Vicisitudes del divorcio. Incidente en el régimen de visitas. Una lectura vincular". Foro de psicoanálisis y género. 1997. - "Divorcio terminable e interminable. Una mirada desde la clínica" . Panel- Actas II Congreso Argentino de Psicoanálisis de Familia y Pareja. Tomo I (2001)

Alkolombre, Patricia - "Esterilidad Femenina: el hijo como una pasión" . IPSO Journal. Ed. IPA. 1997. - "El malestar en la procreación" . Periódico El Otro. 1998 - "Femineidad, caminos de subjetivación" en Escenarios Femeninos. Ed. Lumen e IPA. 2000

Anastasi, Graciela - 'Violación en el contexto de violencia urbana y trauma' Publicado en:

Aulagnier, Piera. "La violencia de la interpretación. Amorrortu Editores. 1988.

Bernardez, Teresa. La contratransferencia basada en el género" . Isis Internacional, Ediciones de las mujeres. 1990

Besten, B.- "Abusos sexuales en niños".- Editorial Herder.- Barcelona - España.- 1997.

Benjamín, Jessica - “Los lazos del Amor. Psicoanálisis, feminismo y el problema de la dominación” - PAIDOS - 1996 - “Sujetos iguales, objetos de amor - Ensayos sobre el reconocimiento y la diferencia sexual” - PAIDOS IBERICA, 1997

Bohm, Ewald - “Manual del psicodiagnóstico de Rorschach” (1998)

Castañeda Chang, A.- "Maltrato infantil: Experiencia de trabajo en el módulo de atención al maltrato infantil en salud (MAMIS) del Instituto de Salud del Niño (ISN)".- Congreso Internacional de Psicología Clínica: Psicología, psicopatología y psicoterapia en el desarrollo humano.- Facultad de Psicología, Universidad de Lima.- 1997.

Cesio, Sonia - “Subjetividad abusada/dañada, cual es su cualidad?” –
Trabajo presentado en la Jornada “Abusos, excesos, violencias y maltratos contra niños: intervenciones en lo Real” –Jornadas de la Fundación San Javier -  2005  

Facultad de Psicología de la U.B.A. - Cat. II - Prof. Reg. Titular: Dr. Osvaldo H. Varela - Material correspondiente a la materia Psicología Forense (actualmente "Psicología Jurídica")

Fernández Sessarego, Carlos - "Derecho a la identidad personal" Ed. Astrea, Buenos Aires, 1992.El autor promovió una sentencia de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, en “Revista de Responsabilidad civil y Seguros”, editada por “La Ley”, Buenos Aires

Fuerte Montaño, Leonardo - "LA PAIDOFILIA: Aspectos actuales de la agresión sexual al menor" - Publicado en: http://psicologiajuridica.org/psj251.html

Fuentes Soriano, Olga - (2007). “Acciones positivas, tutela penal y tutela judicial en la Ley Integral”. En Gómez Colomer, Juan Luis. "Tutela procesal frente a hechos de violencia de género: la protección procesal de las víctimas de la violencia de género en España y en países relevantes de nuestro entorno cultural". Universitat Jaume I.

Jean Piaget - “La representación del mundo en el niño” (1926) “El lenguaje y el pensamiento en el niño” (1931) “El juicio y el razonamiento en el niño” (1932). “El criterio moral en el niño” (1934) “El nacimiento de la inteligencia en el niño” (1936) son algunas de sus obras.

Berenstein, I. y Puget J.-  “ Lo vincular” -  Paidos -  1997 - Bs. As. -


Berenstein, I“Familia y enfermedad mental” –  Ed. Paidos - 1987 - Bs As - Argentina
(1986) - "Acerca de las convicciones". Actas del VIII Simposio y Congreso Interno. El diálogo analítico II. APDEBA. Buenos Aires. (1990) - "Psicoanalizar una familia". Editorial Paidós. Buenos Aires. 1990 - "El vínculo y el otro" - Revista de Psicoanálisis -  APdeBA - Vol XXIII – 2001 -

Freud, S. - "Proyecto de Psicología para Neurólogos" (1895) - "Tres ensayos de una teoría sexual" Tomo VII -  (1905) - "Introducción del narcisismo" Tomo XIV – 1914 - (1916) "Conferencias de Introducción al Psicoanálisis" T. XVI - Conferencia N° 23a "Las vias de formación de síntomas" (1916/1917) - "El sepultamiento del complejo de Edipo" . Tomo XIX (1924) - “El problema económico del masoquismo” (1924) - "Algunas consecuencias psíquicas de la diferencia anatómica entre los sexos" - Tomo XIX - (1925) - "Sobre la sexualidad femenina" . Tomo XXI – (1931) - OC -Amorrortu editores. Buenos Aires. 1979.

FEDERACIÓN ARGENTINA DE COLEGIOS DE ABOGADOS

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Más allá del estructuralismo y la hermenéutica. Ficha .

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Tomä, Helmut y Kächele, Horst - “La primera entrevista y presencia virtual de los terceros ausentes” - Cap. 6 – Teoría y práctica del psicoanálisis – Tomo I - Ed. Herder – (1989) Barcelona

Uribe, Nicolás Ignacio - “Consideraciones psicoanalíticas sobre el abuso sexual y el maltrato infantil” - Revista Electrónica de Psicología Social «Poiésis» www.funlam.edu.co/revistas/index.php/poiesis/article/download   El autor es Magíster en Investigación Psicoanalítica U. de A. Psicólogo. Docente–Investigador Funlam

Winnicott, D., “Escritos de Pediatría y Psicoanálisis” (1958) - 'La capacidad para estar a solas' en “El proceso de maduración en el niño”, Editorial Laia, pág. 33, 1979