SOBRE EL
DINERO: ¿POR QUÉ ES TAN DIFÍCIL COBRAR HONORARIOS? *
10/03/2016
El valor del dinero cambia permanentemente:
es una alerta, ya que tiene que cubrir las propias necesidades y quedar una
parte para el ahorro, por alguna emergencia u otra vicisitud. La inestabilidad
cambiaria, el aumento del precio de los productos de modo constante. ¿Cómo
impacta en la capacidad de ahorro y en la autoestima?
Trabajo, dinero y enriquecimiento personal,
tienen una relación directa entre si y con el estado personal de satisfacción
(o insatisfacción) con el que vivimos. En el presente que vivimos con una
economía global y frágil, hay poca claridad respecto de la necesidad de obtener
dinero para la subsistencia más el ‘plus’: el disfrute, el goce; para hacer
viajes, comprarnos lo que nos gusta, ahorrar, invertir, etc.
Ganar dinero es una producción específica del
ser humano adulto en pos del acceso a posesiones y gratificaciones. Las
dificultades tanto culturales como individuales se entrelazan con sentimientos
de dificultad, frustración, envidia, enojo, perplejidad, egoísmo, y otros. La
plata/dinero es un el eje sobre el cual giran múltiples intereses: personales,
sociales, mundiales.
Si podemos ganar el dinero que queremos, nos
estimulamos a mayor producción e inversión, y nos mejora la calidad de vida. La
dificultad/inhibición de obtenerlo incide directamente en el ánimo, en el
humor: va desde el desánimo hasta la renuncia a la lucha.
Es un tipo de propiedad que nos otorga un
grado de libertad y de individualidad. Da la posibilidad de crear productos y
de sustituirlos. Las escrituras, las licencias y los contratos son
representaciones permanentes de los actos definitivos a los que se accede según
ciertas reglas económicas. S. Freud, (1) ya planteó en 1913 que es el sustento
vital y alimenta la autoestima.
El trabajo y el dinero, tienen una relación
directa. El mismo, se puede manejar de diferentes maneras: con generosidad (las
personas que dan, a veces más de lo que reciben); con impotencia recurrente
(aquellos que no llegan nunca al nivel económico deseado); con avaricia
(acaparando más y más); atravesando la miseria (estar en la calle por ej),
estafando (usando al otro como recurso para tener dinero), etc.
El perfil individual que facilitará o
empobrecerá nuestra economía, la que se determina según como tratamos ciertas
cuestiones:
a) mis honorarios: los voy a cobrar más o
menos, según cuánto valoro mi trabajo y mi rendimiento, lo que siento que
merezco; sumado a los valores establecidos;
b) mi capital, que tiene que ver
estrictamente con el sentimiento de propiedad; cuánto mas debilitado se halle
esta aspecto personal, nos traerá mas dificultades;
c) el aspecto íntimo respecto a ¿quien soy
yo? ¿Cuánto valgo? ¿Cuánto quiero ganar?; ¿que considero que me pertenece?,
¿que no? ¿Cómo lucho y accedo a mis pertenencias por derecho? (porque trabajo,
porque quiero ahorrar, porque tengo cierto proyectos para realizar).
Lo contrario de lo expuesto es cuántas veces
dejo pasar de largo, por imposibilidad, ciertos aspectos económicos valiosos,
pero difíciles de enfrentar por que son generadores de una frustración que se
va acumulando a lo largo de la vida y es una fuente de conflictos.
Inicialmente en la vida, el propio hacer
económico tiene relación directa con la circulación del dinero en el grupo
familiar. La misma varía entre:
a) él/ella (hijo/a) es el/la que gana dinero,
y sobresale por sobre el resto vs;
b) el/la incapaz; el salvador nuestro (de la
familia), el proveedor, el perdedor, etc. Tener dinero y acceder a los bienes
deseados, otorga movilidad e independencia: tiene relación directa con la
satisfacción (con el disfrute). Lo opuesto, no sólo la imposibilidad de obtener
el bienestar anhelado, sino el vivir ‘al día’ y la insatisfacción concomitante
es un elemento generador de angustia y tiene derivaciones: desde el decaimiento
hasta las complicaciones somáticas.
Desde lo mas profundo de la personalidad, se
hará un ‘arreglo’ entre uno mismo y lo externo: el valor hora/consulta/trabajo
según la profesión que se tenga. La fortaleza de este planteo posibilitará
evitar situaciones empobrecedoras; replanteándonos el modo para lograr el
enriquecimiento mutuo (personal y
profesional); y buscar la forma de ingreso mas acorde a nuestro modo de ser.
El país, la cultura de origen, la economía
mundial y las capacidades personales en función la realización de los deseos,
están interrelacionadas. Pero no estamos habituados a ‘pensar globalmente’:
generalmente centramos la atención en nosotros y el entorno inmediato, por que
así fuimos educados.
EL ASPECTO PSICOLÓGICO
La obtención de dinero es una producción
específica del ser humano adulto en pos del acceso a gratificaciones; que al
mismo tiempo, nos ocasiona dificultades tanto culturales como individuales. Es
un factor poderoso, sobre el cual giran múltiples intereses: personales,
sociales, mundiales.
¿De dónde proviene el germen de la economía
adulta? ¿Tanto de la riqueza, como de la privación? Como dijimos previamente:
de la familia de origen; y de la dinámica psíquica primitiva/inicial (la del
bebé) que nos dejan una huella a través de la cual actuamos de forma muda
(automáticamente).
Las ‘fases evolutivas’ (2) son estadios que
se corresponden con un nivel mental. Ej, el chico que va al jardín hace tareas
acorde a esa edad, en la primaria cambia, etc, etc. El atravesamiento de esas
fases no sólo se relaciona con lo interno (ya descripto en otro texto); también
con el mundo externo (escuela, jardín, amiguitos) y con el modelo de conducta
familiar en cuanto a normas, a la ternura y hostilidad; al trato de la libertad
individual, con el manejo del dinero y con la noción de progreso (entre otros).
Así llegamos al universo simbólico: el lugar
psíquico que nos permite pensar y hacer abstracciones, hacer proyectos y
realizarlos, etc. Es diferente de lo concreto, sin abstracciones (sin vueltas,
es así y listo).
Muchas personas quedan ‘ancladas’ allí. Si se
trata de un cliente, es posible que en el pedido de una demanda, solicite (de
modo implícito) que el abogado le resuelva otra cosa, diferente del problema
legal.
Para completar: en la fase evolutiva
relacionada con el control de esfínteres, se definirán los mecanismos de:
retener o expulsar; controlar y rivalizar. Queda una huella mental (de
naturaleza inconciente, no sabida) que después se proyectará en las conductas
relacionales: se instalaron las bases del trato con lo
íntimo y con las interrelaciones: tanto con el otro (madre/padre), como con los
demás (los otros en general).
Estas marcas están adheridas a nuestra
personalidad, sumadas a las circunstancias vitales posteriores: el éxito o
fracaso de la familia en lo económico; la obtención de los juguetes o aquellos
elementos del mundo externo que brindan satisfacción y alegran aún más la vida
infantil; el trato igualitario o diferente entre hermanos; el manejo de la
agresión, la circulación de la legalidad, el desarrollo de la autoestima.
El niño/a necesita gratificar a quienes quiere y lo quieren; por eso se propone
realizar tal esfuerzo (de controlar esfínteres). Para lograrlo, tiene que hacer
algo nuevo: prestar atención a lo que pasa con su adentro y el afuera. Una
conducta habitual es que ‘se miren’ a ver si ‘ven’ algo relativo al control;
después se concretar felizmente esos actos.
El aspecto afectivo es cumplir con lo que se
espera de sí mismo como hijo/a, brindando alegría a la familia que lo rodea.
Este estadio viene con sentimientos nuevos (en ese momento de la vida):
a) la ambigüedad; el mundo interno/intimo,
contiene una mezcla de amor y hostilidad: un quiero y un no quiero al mismo
tiempo, frente a la exigencia de los otros, de que entregue sus productos.
b) la duda (y si no hago eso que me piden que
me puede pasar a mi?).
c) las obsesiones; si este proceso se
transita con complicaciones (frustraciones, castigos, falta de reconocimiento)
se instala este mecanismo generador de sufrimiento. Las obsesiones consumen
mucha energía al psiquismo, que se le resta al hacer y vivir cotidiano. Lo
esperable es que estas cuestiones infantiles se resuelvan del modo adecuado y
perdure en la adultez como ecuación simbólica.
Equivalencia simbólica es un símbolo, una
representación psíquica que se corresponde con las circunstancias vividas
primariamente. Luego, las transportamos a la adultez. La cultura participa
también en ‘aleccionarnos’: primero los padres, después la escuela. Todos
estamos de acuerdo en que esos productos desagradables se desechen y hacer de
cuenta de que no hubo nada ahí. Una concomitancia, un ejemplo es que
disimulamos su presencia poniendo perfumes, desodorantes, en pos de hacer
desaparecer ‘el mal olor’. Pongo deliberadamente esta expresión ya que también
se emplea para cuestiones no claras, que generan desconfianza. Una conducta
similar tenemos respecto del manejo del dinero, ya que tiene el mismo carácter
de intimidad: le contamos a algunos amigos, o a la pareja cómo lo
manejamos, cuán frustrados estamos por que no cobramos, por qué estamos por
debajo de la escala deseada, etc pero no a cualquiera, no lo tratamos como algo
más de nuestras cuestiones compartibles.
También hay actitudes contrarias: en ciertas
conductas perversas se utiliza para cosas impensables: ¿se acuerdan cuando
había gente que tiraban las heces sobre el Congreso en la época del
corralito? ¿O algunos cantantes, que van presos por ciertas conductas que
despliegan en los baños públicos?
Si el esfuerzo fue útil: la equivalencia
simbólica es sentirse bueno, y querido por sus padres; por sus maestros; se
empareja con los otros chicos de su misma edad. Obtiene estimación,
siente que resolvió un problema y (el niño/a) advierte
que aumenta el orgullo infantil y el sentimiento de poder.
Estoy describiendo a los fenómenos subjetivos que dejan una marca
definitiva (no se la conoce todavía); se tiene noticia en la adultez.
Si el esfuerzo fue inútil: si ese
control transcurrió entre hostilidad, indiferencia y/o maltrato de parte del
ambiente, se instala una vivencia de desvalimiento. El fenómeno subjetivo
es marca de inferioridad, de un sentimiento de no estar a la altura de los
demás. Si la exigencia de los padres y educadores fue precoz y
obligada, las marcas consecuentes son muy diferentes. El hábito se adquirirá a
través del miedo, o la desvalorización; la resistencia interior se mantendrá
(no visible, por supuesto) y esto generará problemas a posteriori; problemas
físicos con el órgano concomitante (los intestinos) y puede desarrollarse la
conducta avara o la generosidad excesiva.
Las dos representan una alteración del si
mismo (un aspecto muy importante de la intimidad). La obediencia excesiva es un
resultado de reprimir los impulsos rebeldes, y que aparecerá como fuertes
impulsos hostiles en un tiempo posterior.
Tanto la obstinación como la docilidad se
constituyen en una disyuntiva permanente; el problema lo constituyen los
excesos vivenciados previamente. Para finalizar, sobre la avaricia: ‘quiero que
me den’ ‘quiero acaparar’ es un aspecto libidinal (como los otros) pero en
estos casos se trata de personas cuyo interés gira alrededor de retener el
dinero, y toda inversión (pagar servicios, o adquirir bienes, etc)
están atravesados por lo que vale en dinero: siempre es considerado que vale
más de lo que cuesta (su propio dinero); que se puede conseguir por menos, que
es cuestión de insistir para lograr que se disminuya su costo, etc.
Es muy importante tener en cuenta a los
RASGOS DEL CARÁCTER. No me refiero al aspecto profesional (ser abogado, ser
psicólogo, etc) sino la posibilidad de detectar a las personas que ‘convencen’
respecto de su supuesta pobreza o imposibilidad de pagar. Si logramos
percatarnos de esos accionares no saludables, evitaremos recorrer un largo
trecho de trabajo, presentaciones, investigaciones, sin remuneración y otras
pérdidas.
Estos fenómenos son reprimidos (inconcientes):
no sabemos nada de ellos, ni podemos pensarlos, estamos prisioneros en un
universo mudo pero efectivo, en cuanto a la restricción que nos impone. Salvo
que decidamos indagar sobre ellos y decidir entonces, con libertad, sobre
nuestro quehacer vital tanto
económico como emocional.
Las leyes/normas fallidas se instalan cuando por ej, el padre (o madre) es
débil o ausente y no puede hacer cumplir su función en la familia; cuando la
madre (o el padre) desarrollaron su función de modo inadecuado. Esas fallas
funcionales de los adultos desarrollan el campo fértil para las sensaciones que
limitan la vida placentera:
a) sentir impotencia (ante la súplica de ‘no
puedo, no me dejes’);
b) sentir que se pide más de lo que puede
dar, ej ‘vos podés y yo no puedo’ ; o cuando alguno de los hijos
tiene dificultades y no recibe el apoyo necesario; (son algunos ejemplos entre
muchos otros).
Cuando se busca (sin saberlo) que el abogado
administre ‘justicia’ frente a carencias emocionales de esta naturaleza, no está
contemplado el pago (de un honorario) por ese trabajo: se siente que es algo
así como obligatorio que lo ayuden ¿cómo va a pagar por eso?.
Conviene agregar que la producción del
dinero tiene una connotación de tipo sexual por la intensidad pulsional, porque
dirige la vida del sujeto (no es un concepto genital, no tiene que ver con
relaciones sexuales, sino con un interés tan alto, tan voluptuoso, como en
otras personas genera la genitalidad).
Para el universo simbólico (recuerden: lo que representa para el
sujeto), cuando persiste a lo largo de la vida la adherencia a lo
retentivo, el dinero es considerado muy útil y valioso, y cuanto mas
se tiene y menos se paga, mejor. Entonces, los otros deberán estar a su
disposición (seria estar insistiendo para cobrar por el servicio/trabajo
realizado). Se relaciona directamente (de modo inconsciente) con los
secretos.
Son impulsos que dominan al yo de modo inconsciente, las personas no podemos
abstraernos de ellos, para eso se hacen las terapias, para saber de la propia
interioridad, y ser uno mismo el que maneja los impulsos, y no que los impulsos
lo manejen a uno. Conocer las vicisitudes del desarrollo afectivo (libidinal)
del ser humano nos permite entender como establecemos vínculos con los otros
(si les damos de más, de menos, o lo justo). Si somos amigables, si tendemos a
pelearnos; si podemos empezar de
nuevo, si dejamos pasar las ofensas, etc.
OTRAS CONDUCTAS ACERCA DEL MANEJO DEL DINERO:
1- algunas personas se
sienten pertenecientes a cierto grupo social. Esa convicción tiene tal
intensidad que les impide modificarla por temor al despojo.
2- otras temen el desamparo,
el abandono (hacia si mismos o hacia los demás) y ese temor les impide
enriquecerse, destacarse, sobresalir, darse gustos extras.
3- cuando predomina la sensación
culposa (no merezco tal o cual cosa…buena), es otro impedimento automático para
ganar y usar el dinero tranquilamente. Genera malestar y/o fracasos reiterados.
Son incapacidades relativas; no definitivas así que pueden modificarse. En el
presente se es poseedor/ra de la madurez necesaria para corregir viejos
prejuicios y afinar la capacidad de tener la calidad de vida deseada.
El abogado lidiará trabajosamente con estas
problemáticas en la medida en que le resulte dificultoso establecer las reglas
de trabajo y las normas en cuanto a los pagos. Si lo hace satisfactoriamente,
impedirá el ‘control’ por parte del cliente cuando se de cuenta que
trae un problema afectivo con la forma de un litigio, pero que en
realidad oculta un problema emocional pretérito de su vida, que es de
incumbencia personal y que no está previsto en la legislación (la praxis
especifica del abogado).
SOBRE LA RIVALIDAD: EL TRATO CON EL ADVERSARIO
La etimología de «rival» deriva de
rivus, arroyo; de modo que su primer significado remite a «vecino del otro lado
del río», y su sentido implícito alude a ‘quién se opone a otro en relación al
derecho de usar el agua’ (representa el símbolo de algo esencial). Lo esencial
parece estribar en si la disputa es por un bien suficiente para ambos
contendientes o si sólo alcanza para uno de ellos.
Este criterio puede ser una buena base para
distinguir entre una lucha por pura rivalidad o una competencia basada en la
necesidad vital. Pone en juego a la agresión y el uso adecuado de la misma,
mediatizado por el instrumento: en el caso del abogado, será, además de la
competencia en el caso, la posibilidad de salir exitoso en la litis. Puede
sentirse menoscabado por el adversario (el abogado de la parte contraria), el
aparato tribunalicio, la conducta desplegada por el juez que actuará en su
caso, etc.
Todas las personas necesitamos una cuota de
agresividad para hacer frente a las contrariedades cotidianas. El abogado
trabaja recomponiendo injusticias, desafíos, daños de diferente naturaleza que
se acompañan (como dijimos antes) del dolor que trae el cliente al estudio.
Además tiene que competir con el letrado contrario, y con el/los jueces que
establecerán sentencia. Y seguir reclamándola en caso de apelar (y tiene
siempre al cliente reclamándole por lo que falta, por lo que hizo, por lo que
no, etc). Así que la agresión (que tiene que ser compatible con la profesión) y
la competitividad, están a la orden del día.
El abogado podrá sostener estas
vicisitudes con su formación, con su experiencia, con su red de colegas, y con
su identidad e integridad. En Argentina decimos: soy abogado, soy
psicólogo, etc; en el idioma alemán se dice “trabajo de abogado”; fijénse qué
peso tiene para nosotros esa identidad profesional. Se sabe también que hay que
incluir la tolerancia a la frustración ante la derrota: perder el
juicio por eventualidades varias, aunque se haya trabajado de la manera
correcta.
Falta agregar a las reglas éticas, que tienen
una correlación directa con la lealtad; la mentira; el cumplimiento de los
compromisos; de los tiempos; a valorar el propio trabajo y otros. Es en el
pedido del cliente donde aparece (generalmente) respecto del adversario, el
deseo y la propuesta de ‘aniquilarlo’: es el abogado el procesador de esos
‘deseos’ y el que establece ‘la ley’ jurídica. En función de estas variables,
no aparecerá obstáculo personal con el establecimiento de los honorarios
adecuados; podrá ajustarse al caso por caso y a las variables externas
OTRAS CONSIDERACIONES IMPORTANTES A
TENER EN CUENTA
- Los
servicios profesionales se han desvalorizado;
- Los
referentes sociales tradicionales cambiaron (los que nos daban las
certidumbres para delinear un proyecto vital, un trabajo
determinado, y un cierto modo de vivir);
- La
incertidumbre es constante, estimulada por la preocupación por mantener
cierto nivel de trabajo y de ingresos económicos. La autoestima está
menoscabada. Es común la emergencia de efectos novedosos, respecto de
otros tiempos;
- Se
encuentra sensación de impotencia respecto de estos devenires;
- Hay
temor respecto del futuro.
Uno de los temores que circulan entre los
profesionales es convertirse en un elemento superfluo, ya que la sociedad está
empobrecida y consume menos servicios profesionales de todo orden.
Esto alimenta la preocupación sobre el volumen de trabajo que se pueda mantener
a lo largo del tiempo y si nos proporcionará enriquecimiento o no.
Con esta gama de sensaciones, que se
superponen a las de los clientes ( que se encuentran en el mismo
entorno) comenzamos cada día laboral y en cada lugar de trabajo enfrentaremos
varios temas al mismo tiempo.
RESPECTO DE LOS HONORARIOS, CONVIENE HACERSE
ALGUNAS PREGUNTAS
Respecto del monto a cobrar por entrevista,
por trabajo terminado, por el valor profesional; algunas de ellas pueden ser:
-cuanto es lo posible;
-cuanto es lo mínimo;
-cuanto es lo ético,
-cobro lo mismo a todos los clientes;
-completo con arreglos extrajudiciales;
-si tengo que esperar a la regulación de honorarios: que hago mientras tanto;
-cobro las consultas o no (si no las cobro tengo el estudio lleno, pero lo
quiero tener lleno de expedientes en curso);
-busco un nivel de clientes con los que me aseguro un determinado ingreso
mensual;
-busco abonos por servicios fijos
EL TRABAJO AD HONOREM
Nomenclatura
Honor: (del latín Honorem) es la cualidad que impulsa al hombre a conducirse
con arreglo de las más elevadas normas morales, para conservar su propia
estimación y merecer la consideración y respeto ajeno.
Honorario: se llama a la remuneración que
reciben las personas dedicadas a profesiones liberales.
Trabajo Ad honorem (3): se denomina al
trabajo realizado sin retribución.
El trabajo ad honorem (o ad honores, como se
tendría que decir) es una labor manual o intelectual que se realiza “por el
honor” de hacerla. Constituye un motivo de orgullo y provoca placer su
realización. El sujeto que realmente trabaja ad honorem lo vive como una
experiencia valiosa y gratificante. Pero muchas veces, se habla de trabajo ad
honorem para referirse eufemísticamente a trabajar gratis, es decir, a hacer
una tarea sin contraprestación. Y la persona que lo hace no tiene otra opción,
si quiere integrarse a determinada institución. Justamente, esta institución
aparece casi como otorgando una dádiva, como haciéndole un favor al que va a
trabajar ad honorem.
En estos casos, esta labor gratuita
(enmascarada como ad honorem) es vivida como disvaliosa y displacentera por el
sujeto, como un “precio” que debe pagar para pertenecer a determinado lugar.
Esta vivencia desagradable se agudiza cuando el trabajador ad honorem comparte
las mismas tareas con otros que cobran sueldo.
Todo trabajo se supone remunerado, por lo
tanto, el ‘ad honórem’ es una contradicción en sí misma. En algunas
universidades se estila tener prácticas académicas, pero no con un objeto
laboral sino de aprendizaje, por lo cual es comprensible que no sea remunerado.
La designación de trabajadores en carácter de Ad-Honorem genera una fuente de
desigualdad reñida con el principio constitucional de igual remuneración por
igual tarea. El trabajo sin percibir salario representa una manipulación de la
necesidad de trabajar y se convierte en un ataque a la autoestima
individual.
Generalmente esa designación es un
subterfugio para ocultar la crisis económica de la empresa/institución. Cuando
alguien no cobra, está obligado a tener varios trabajos, y eso va en contra de
su salud, de la calidad de la prestación y de su autoestima. En la actualidad
convivimos con el fenómeno por el cual muchas personas aceptan esa modalidad
laboral a cambio de lo que consideran un beneficio: actualizarse en la tarea,
constituir un equipo de trabajo, confrontar las propias ideas con el grupo de
pares en la actividad específica a realizar.
La complicación que acarrea esta
circunstancia, al ser sostenida en el tiempo es un ataque a la subjetividad. Lo
desconocido (inconciente) por esa persona, es que vive a predominio
de la ‘expulsión’ de sus productos adultos (ganar dinero) en detrimento de
‘retener’ lo suficiente en relación a su creatividad y generatividad,
que le posibilite una vida con libertad de elección y el
armado de proyectos vitales.
*
Curso de Interdisciplina - PSICOLOGIA PARA ABOGADOS I - Clase II Punto III -
"EL TEMA DEL DINERO – ¿PORQUE ES TAN
DIFICIL COBRAR LOS HONORARIOS?" Dictado en la Fundación CIJUSO https://www.cijuso.org.ar/ Desde
2008 hasta 2012 inclusive.
Bibliografía
- Freud,
S. “La iniciación al tratamiento” (1913)
- “Tres
ensayos para una teoría sexual” (1905) – Obras completas – Ed Ballesteros
- Diccionario
de la Lengua Española: https://dle.rae.es/
Lic. Sonia Cesio - Licenciada en Psicología en la Universidad
John F. Kennedy. Editora responsable del portal de salud (ISSN: 1853-1849)